La inteligencia Artificial ha venido para quedarse en nuestras vidas, para instalarse en nuestros más profundos pensamientos.
Sí, seguramente se cargará millones de empleos. Puesto que parece que de no remediarlo una especie de movimiento neo ludita así será, por qué no empezar por algo concreto: los políticos.
¿Para qué los necesitamos si la IA puede suplir perfectamente su cometido? Elaborar presupuestos sin necesidad de pactos endemoniados, gestionar las arcas públicas sin manos corruptas propensas al desfalco, ahorrar unos cuantos miles de cargos, carguitos y cargazos creados ad hoc por el gobierno de turno y sus correspondientes sueldos y sueldazos, convocar repetitivos e insufribles actos oficiales dónde, básicamente, se dedican a pasar la bandeja de canapés y posar para la foto… todo esto pasaría a la historia, así como las comidas oficiales a cuenta del erario público (o sea, el contribuyente), que sobrarían, pues la IA se mantiene de agua (mucha agua), voltios (enormes cantidades de ellos) y tierras raras, tan raras que ni me atrevo a mencionarlas. Y esto tan solo sería el comienzo, pues las ventajas de la IA aplicada al campo político son incontables. De esta forma nos libraríamos de esas tediosas campañas en busca del voto perdido, de los consabidos apretones de manos y sonrisas de caimán pueblo a pueblo, de los plenos donde sus señorías se dedican a lanzar exabruptos entre gin tonic y gin tonic.
Quien sabe, puede que dentro de unos
años la IA sustituya a una democracia obsoleta, caduca y amortizada, prima
hermana de la clase o casta política. Pero… me pregunto yo: ¿qué haremos con
todos esos cargos políticos sobrantes? ¿una enorme puerta giratoria? ¿un retiro
dorado en una playa paradisiaca? ¿una poltrona en el consejo de administración
de una empresa señera? ¡Ah¡ no, que esto ya lo tienen firmado y bien blindado.
Ya está, se lo preguntaremos a la IA, ella nos dirá lo que hacer…
✒️ por WALDEN